Creo que una de las satisfacciones más grande que puede tener un profe de taller es que el producto final de los alumnos quede igual o mejor de lo que esperaba. Así pasó en el taller que dimos en Duduá el 23 y 30 de octubre. Las chicas que se apuntaron son unas cracks y los patitos no pudieron quedar más monos. ¡Muy fans!